JUANA
DE ARCO
(1412-1431)
MUJERES QUE HAN HECHO
HISTORIA
Nació en la Ciudad de Domrémy, Francia, 1412, hija de Jacques
Darc e Isabelle Romée, Juana de Arco es también conocida como Doncella de
Orleans, como ella misma se hacía llamar. Según los historiadores, Juana tuvo
una infancia feliz al lado de sus padres y sus hermanos.
Entre los 13-14 años Juana comenzó a experimentar experiencias místicas
con entidades espirituales que les
hablaban, más tarde la misma Juana identifica estas voces como Santa Catalina de Alejandría y Santa
Margarita de Antioquia, las santas más veneradas de la época. Juana declaró que sus voces la exhortaban a
llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por
Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta:
dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a
los ingleses del país.
Juana afirmó que las había reconocido gracias a que las propias santas
se habían identificado, algo que ya había declarado en Poitiers, con motivo del
interrogatorio sobre las visiones llevado a cabo por la corte del delfín. Se
negó a dar más explicaciones, instando a los jueces a ir a Poitiers si querían
conocer más detalles.
Sobre el año en que sucedió, en un primer momento había dicho que fue
cuando tenía trece años. Posteriormente detalló que hacía siete años que estas
voces le aconsejaban y la protegían. Por lo tanto, se presume que en 1424 se le
habrían aparecido por primera vez las visiones.
Alentadas por sus visiones, Juana considero su deber, para cumplir la
Voluntad de Dios, dirigir el ejército francés que expulsaría los ingleses del
país y que permitiría coronar al delfín en Reims como Rey. Es en este Contexto
que en 1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención
de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. A los pocos
meses, el asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación
francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió
Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a
Carlos acerca del carácter de su misión.
EL Príncipe Carlos después de haberlo analizado y consultados con los expertos de la época
decide confiarle un ejército de cinco
mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y
levantar el cerco de Orleans (8 de mayo de 1429). A continuación realizó una
serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y
permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429). La
joven doncella se había convertido en una guerrera a las órdenes de Dios y de
Francia, usando por primera vez ropa de hombre. El 17 de julio de 1429 el delfín era coronado
en la catedral de Reims como Carlos VII. Juana había conseguido vencer a los
ingleses y dar a Carlos la corona de Francia. A partir de aquel momento los intereses de ambos
empezaron a divergir. A una posición pactista del rey, quien pretendía terminar
con el conflicto llegando a acuerdos de paz aún a expensas de perder derechos o
territorios se oponía Juana, quien, según sus voces, debía seguir luchando para
expulsar a los ejércitos enemigos y sus aliados los borgoñones del territorio
francés.
Cuando termino esta misión
Juana dejo de escuchar aquellas voces que la habían conminado a realizar las
hazañas descripta anteriormente, por lo que
pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le
pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque
contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde
fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.
La captura de Juana fue el
fin de su vida como guerrera. Una vez en manos inglesas, Carlos VII no pudo o
no quiso hacer nada por rescatar a quien le había ayudado a subir al trono de
Francia. El rey ungido gracias a Juana no oyó las voces de la corte, entre
ellas la de su amante Agnes Sorel, que le pedían que mediara en la liberación
de la joven doncella.
A pesar de los esfuerzos de
sus compañeros, nada se pudo hacer por ella. Tras permanecer en varios
castillos en cautividad, Juana fue entregada por los borgoñeses a los ingleses,
quienes deseaban condenar a la doncella que un día derrotó a sus ejércitos.
El juicio fue largo. A
Juana se la acusaba de herejía y de vestir como un hombre, algo totalmente
prohibido para una mujer. Tras un cansado y extenso proceso, los defensores de
Juana consiguieron que se retractara de todas las acusaciones y que volviera a
vestir como mujer. Pero parece ser que estando recluida le quitaron la ropa
cambiándola de nuevo por vestidos masculinos. Juana volvió entonces a
reafirmarse en sus creencias firmando así su sentencia de muerte. Juana de Arco
fue trasladada a Ruán y juzgada por un tribunal eclesiástico acusada de
brujería, con el argumento de que las voces que le hablaban procedían del
diablo, con lo cual se pretendía presentar a Carlos VII de Francia como
seguidor de una bruja para desprestigiarlo. Tras un proceso inquisitorial de tres
meses, fue declarada culpable de herejía y hechicería; pese a que ella había
defendido siempre su inocencia, acabó por retractarse de sus afirmaciones, lo
cual permitió conmutar la inicial sentencia de muerte por la de cadena
perpetua.
El 30 de mayo de 1431, con
tan sólo 19 años, Juana de Arco era quemada en la hoguera acusada de hereje, en
la ciudad de Ruán donde había sido trasladada para ser juzgada.
23 años después de la
muerte de Juana, En 1456 su familia
pidió una revisión del caso. El papa Calixto III creó una comisión que
rehabilitó plenamente a la joven doncella. Más de cuatro siglos después, otro
papa, Benedicto XV elevaba a Juana a los altares fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920,
año en que Francia la proclamó su patrona. El 30 de mayo, fecha de su muerte,
se celebra su festividad. Juana de Arco fue
Considerada una mártir y convertida en el símbolo de la unidad francesa.
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