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26 de agosto de 2017

JUANA DE ARCO 
(1412-1431)
MUJERES QUE HAN HECHO HISTORIA

 Nació en la Ciudad de Domrémy, Francia, 1412, hija de Jacques Darc e Isabelle Romée, Juana de Arco es también conocida como Doncella de Orleans, como ella misma se hacía llamar. Según los historiadores, Juana tuvo una infancia feliz al lado de sus padres y sus hermanos.

Entre los 13-14 años Juana comenzó a experimentar experiencias místicas con entidades espirituales que  les hablaban, más tarde la misma Juana identifica estas voces  como Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquia, las santas más veneradas de la época.  Juana declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.

Juana afirmó que las había reconocido gracias a que las propias santas se habían identificado, algo que ya había declarado en Poitiers, con motivo del interrogatorio sobre las visiones llevado a cabo por la corte del delfín. Se negó a dar más explicaciones, instando a los jueces a ir a Poitiers si querían conocer más detalles.

Sobre el año en que sucedió, en un primer momento había dicho que fue cuando tenía trece años. Posteriormente detalló que hacía siete años que estas voces le aconsejaban y la protegían. Por lo tanto, se presume que en 1424 se le habrían aparecido por primera vez las visiones.

Alentadas por sus visiones, Juana considero su deber, para cumplir la Voluntad de Dios, dirigir el ejército francés que expulsaría los ingleses del país y que permitiría coronar al delfín en Reims como Rey. Es en este Contexto que en   1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. A los pocos meses, el asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a Carlos acerca del carácter de su misión.

EL Príncipe  Carlos después de haberlo analizado  y consultados con los expertos de la época decide confiarle un ejército de  cinco mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y levantar el cerco de Orleans (8 de mayo de 1429). A continuación realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429). La joven doncella se había convertido en una guerrera a las órdenes de Dios y de Francia, usando por primera vez ropa de hombre.  El 17 de julio de 1429 el delfín era coronado en la catedral de Reims como Carlos VII. Juana había conseguido vencer a los ingleses y dar a Carlos la corona de Francia. A  partir de aquel momento los intereses de ambos empezaron a divergir. A una posición pactista del rey, quien pretendía terminar con el conflicto llegando a acuerdos de paz aún a expensas de perder derechos o territorios se oponía Juana, quien, según sus voces, debía seguir luchando para expulsar a los ejércitos enemigos y sus aliados los borgoñones del territorio francés.

Cuando termino esta misión Juana dejo de escuchar aquellas voces que la habían conminado a realizar las hazañas descripta anteriormente, por lo que  pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.

La captura de Juana fue el fin de su vida como guerrera. Una vez en manos inglesas, Carlos VII no pudo o no quiso hacer nada por rescatar a quien le había ayudado a subir al trono de Francia. El rey ungido gracias a Juana no oyó las voces de la corte, entre ellas la de su amante Agnes Sorel, que le pedían que mediara en la liberación de la joven doncella.

A pesar de los esfuerzos de sus compañeros, nada se pudo hacer por ella. Tras permanecer en varios castillos en cautividad, Juana fue entregada por los borgoñeses a los ingleses, quienes deseaban condenar a la doncella que un día derrotó a sus ejércitos.

El juicio fue largo. A Juana se la acusaba de herejía y de vestir como un hombre, algo totalmente prohibido para una mujer. Tras un cansado y extenso proceso, los defensores de Juana consiguieron que se retractara de todas las acusaciones y que volviera a vestir como mujer. Pero parece ser que estando recluida le quitaron la ropa cambiándola de nuevo por vestidos masculinos. Juana volvió entonces a reafirmarse en sus creencias firmando así su sentencia de muerte. Juana de Arco fue trasladada a Ruán y juzgada por un tribunal eclesiástico acusada de brujería, con el argumento de que las voces que le hablaban procedían del diablo, con lo cual se pretendía presentar a Carlos VII de Francia como seguidor de una bruja para desprestigiarlo. Tras un proceso inquisitorial de tres meses, fue declarada culpable de herejía y hechicería; pese a que ella había defendido siempre su inocencia, acabó por retractarse de sus afirmaciones, lo cual permitió conmutar la inicial sentencia de muerte por la de cadena perpetua.

El 30 de mayo de 1431, con tan sólo 19 años, Juana de Arco era quemada en la hoguera acusada de hereje, en la ciudad de Ruán donde había sido trasladada para ser juzgada.

23 años después de la muerte de Juana,  En 1456 su familia pidió una revisión del caso. El papa Calixto III creó una comisión que rehabilitó plenamente a la joven doncella. Más de cuatro siglos después, otro papa, Benedicto XV elevaba a Juana a los altares  fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, año en que Francia la proclamó su patrona. El 30 de mayo, fecha de su muerte, se celebra su festividad.  Juana de Arco fue Considerada una mártir y convertida en el símbolo de la unidad francesa.



 

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